Conocer y recorrer las zonas erógenas de tu pareja sexual es uno de los requisitos para que el sexo entre dos sea bueno. Y, aunque siempre pueda parecer algo más bien intuitivo o sencillo de anticipar, lo cierto es que tiene su truco. Por eso nunca está de más querer aprender un poco más y mejorar así la experiencia sexual. Presta atención.
Las zonas erógenas de él
Seguro que aquí descubres algunas opciones con las que nunca habías jugado:
– Abdominales bajos. La zona comprendida entre el ombligo y el pene. Esta zona es muy útil para generar tensión sexual. Crearás impaciencia, ya que él querrá que bajes inmediatamente a su pene. Cuanto más le hagas esperar, mejor.
– Perineo. Si quieres saber dónde acariciar a tu pareja, esta zona no puede faltar. Entre el escroto y el ano, si lo acaricias puedes estimular, de forma indirecta, el punto G. Disfrutará, seguro.
– Escroto. Es la piel que los envuelve y no los testículos lo que puede ser erógeno. Eso sí, es una zona delicada. Masajéala con suavidad para intensificar el placer, y utilízala como juego antes de pasar al pene.
– Nuca y cuello. Otra zona esencial, es imprescindible para cubrir de besos, de caricias y dejar el rastro de tu aliento.
– El pene. La parte más erógena por antonomasia del hombre. La cabeza del pene la puedes succionar o friccionar. Y, la parte que está justo un poco más debajo- muy sensible- puedes acariciarla. Finalmente, el eje o la base también se estimulan correctamente con la fricción.
Las zonas de ella
¿Y qué pasa con ellas? Aquí el cuerpo es más complejo o, por lo menos, te ofrece muchas más opciones.
– Pezones. O, en general, los senos. Es una zona especialmente sensible. No hay que ser brusco de primeras. Lo mejor es empezar con suavidad y luego añadir intensidad. Puedes besarlos, lamerlos o morder un poco el pezón, siempre sin hacer daño. ¿Un consejo? Déjate guiar.
– La vulva. Una vagina puede ser tremendamente compleja para dar placer. Puedes moverte por los labios exteriores, con la lengua o los dedos. Y, también introducir los dedos por dentro, siempre con cuidado y una vez ella haya lubricado. Y, cómo no, no te olvides del clítoris. Puedes masajearlo haciendo círculos a su alrededor, sin apretarlo, o lo mismo con la lengua.
– El cuello. Ahí los besos siempre tienen éxito. También puedes combinarlos con caricias, chuparlo un poco (sin dejar marca) o incluso morderlo suavemente. Dependerá de la pasión del momento.
– Las piernas y la espalda. Dos extensiones amplias de cuerpo. Las primeras siempre se pueden acariciar o besar, muy recomendable cuando, por ejemplo, vas subiendo poco a poco hacia la vulva. En cuanto a la espalda, desde un masaje para entrar en calor hasta unos besos o lamerla, siempre puedes generar excitación así.
Esta guía rápida sobre cómo estimular a tu pareja es solo una pequeña introducción. No te olvides de que es él o ella quien tiene que guiarte mejor que nadie. Y, si quieres encontrar tu pareja ideal, no tienes más que visitar nuestro sitio web.