El orgasmo mental, también conocido como orgasmo alternativo o neurosexo, no se produce por contacto físico.
Los pioneros en demostrar la relación cuerpo y mente en la respuesta a un estímulo sexual mental fueron la sexóloga Virginia Johnson y el ginecólogo William Masters. Veamos en qué consiste la práctica del sexo mental.
Un orgasmo solo con pensarlo
Llegar al clímax tan solo con la ayuda de la imaginación puede ser el sueño de muchos. Pero ¿sabías que es realmente posible llegar al orgasmo poniendo a trabajar tus neuronas? Imaginar, fantasear y recrearse en las fantasías sexuales es la clave. Y es que, como bien saben los profesionales de la psicología, la mente es absolutamente poderosa.
Ya en 1992 y después de varios estudios experimentales en el laboratorio, Whipple y Komisaruk llegaron a la conclusión de que un orgasmo mental genera la misma respuesta física en el organismo: el corazón se acelera, aumenta la presión sanguínea, las pupilas se dilatan, etc.
Queremos destacar que la mayoría de los casos de anorgasmia se dan porque la mente nos juega una mala pasada.
Aunque nuestro organismo sea capaz de responder a estímulos físicos, no llega a establecerse al 100 % esa conexión cuerpo-mente. Esto suele ocurrir en personas que quieren tenerlo todo siempre bajo control y a las que les cuesta dejarse llevar.
Así pues, para solucionarlo lo que se pretende conseguir es llegar al punto en el que las preocupaciones se cambien por pensamientos eróticos que, en ningún caso, debemos racionalizar.
Conoce la técnica con una coach sexual
Si aún no has experimentado el máximo placer con el poder de la mente, probablemente te estés preguntando qué técnicas hay que seguir para lograrlo. Bárbara, autora del libro « El éxtasis es necesario: una guía práctica » además de coach del sexo, propone una serie de ejercicios en los que las dos partes del encuentro sexual están completamente vestidos y nunca llegan a la estimulación genital directa.
Bárbara nos ayuda a entender cómo la energía se origina y se expande a través del estómago. A partir de ahí, recomienda mecer las caderas al compás de la respiración. Con este erótico movimiento empezaremos a sentir un hormigueo y calor específicos.
La coach conduce sus sesiones mediante la respiración. La exhalación con fuerza hace que nos excitemos en sentido molecular.
Además, puede tratarse de un sonido sexy y poderoso. Como Bárbara indica, « La respiración debe ser más profunda y rápida. Es probable que se sientan mareos, la boca seca. El control del propio cuerpo se pierde.
Pero lo que para un principiante puede suponer un sentirse fuera de su cuerpo, para otros es una experiencia de profundidad en el organismo ».
A continuación, se debe contener la respiración y apretarse muy fuerte contra el suelo, sin expectativas. La cosa justa pasará en el momento justo. Hay que dejarse llevar cuando se esté preparado.
Queda claro que la excitación y la respiración agitada, llegando incluso a hiperventilar, están íntimamente relacionadas.
En definitiva, llegar al orgasmo mental es cuestión de práctica y de liberar nuestras fantasías sexuales al compás de la respiración. Y tú, ¿te apuntas al fluir de la mente?